domingo, 12 de abril de 2009

LITERATURA Y CARICATURAS



Unos le dicen tiras cómicas o dibujitos, otros garabatos, mi mama, le dice monas.

Entre el titulo y el primer recuadro, hay un pequeño espacio en la mente de quien lo lee. Un fragmento ínfimo de cordura y en ese instante las esquinas de los labios tienen una contracción inaguantable que es acompañada por un movimiento abdominal; sin embargo aun no empieza la historia.

Las palabras están suspendías en un globo encima de las cabezas de los dibujos…y las cosas que dicen… ¡DICEN!… y a veces es para irse de espaldas.
Algunos son torpes, otros aventureros y osados. Unas hermosas y esbeltas, y otras, regañonas y altaneras. Unos existencialistas y otros importaculistas. Los hay que son pluralistas y otros centralistas verticales. De la oposición o de la dictadura, ácidos y dulces; con las ideas más acérrimas o con las más pueriles, vemos sus pensamientos flotantes y transparentes, es para reírse: ¡las ideas encima de las cabezas de los dibujos, las ideas los siguen! Está claro que son dibujos ¿no?

A si estén en una revista decolorada o en un periódico arrugado o pegada en un muro, estas líneas con colorcitos que parecen tener vida -y si somos detallistas hasta podemos ver que sus hojas respiran- ahí, tiradas en una cesta en alguna peluquería o en la sala de espera del aeropuerto, incluso las he visto en grandes supermercados o en las estaciones del tren amontonarse para confabular.
Estas historietas, cada una de ellas, ahora tienen un motivo, tienen lo que los artistas llaman un leit motiv, y es claro, se han salido de los bordes, de los recuerdos, de los recuadros que los contienen; estas tiras cómicas que hablan de una forma singular, con sonidos de papel, con sus ideas que vuelan persiguiéndolos, con una realidad que ahora es latente: son dibujos.

Si miramos detenidamente estas tiras cómicas, dibujitos, garabatos o monas, nos han seguido y se han metido en cada uno de nosotros; en nuestras vidas. Están en nuestras calles, en nuestros barrios. Van al trabajo en metro y también en bus. Leen el periódico y se sientan en el parque a darle de comer a las palomas, o juegan en medio de la lluvia. Está claro que son dibujos ¿no? Están en nuestras políticas. En nuestra economía. En nuestras fuerzas armadas. En nuestros amores. En nuestras aventuras. En nuestras lenguas. En nuestras pasiones. En nuestras bobadas. En nuestro futbol. En nuestra insensatez. En nuestras disputas y querellas. En nuestras injusticias. En nuestra dignidad. En nuestra pobreza. En nuestra belleza. En nuestras formas de ver y hacer las cosas. Están escribiendo y dibujando nuestra vida, están en todas partes, y en nuestras sombras, pintan sus globos con nuestros pensamientos. Pero, lo más grave, cuidado, lo más grave, se ve en nuestros rostros y después no hay marcha atrás, el mundo conocido te cambia para siempre: Las monas, sistemáticamente se instalan , en lo que los expertos y literatos han llamado un fragmento ínfimo de cordura, instante en donde las esquinas de los labios tienen una contracción inaguantable, lo ojos acuosos en un mar de rayitas de la piel, las piernas y los brazos se liberan, el cerebro y la cara se hinchan, y el pensamiento es acompañado por un movimiento abdominal y un insólito e incontenible sonidito de la garganta: ¡JA…JA…JA…JA¡ … Está claro que son dibujos ¿no? ¡PLOP!

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